Ya no pudimos mas. Lo que sentía un hombre con su vació.
Tuvimos que asfaltar nuestros caminos como los antiguos
romanos, sobre duras piedras.
Soñamos a diario que golpeamos una pared con las manos
desnudas una y otra vez.
Restos de la condensación, como en ese coche en aquel barco.
A base de escucharnos aprendimos el código Morse de la
contracción de nuestro pecho, parecido a los médicos sin herramientas.
El coyote y el chacal.
El marinero y el motero.
Cientos de argumentos
posibles pero cada palabra en silencio.
Que mas da lo que vea el espejo, es solo una sombra, un reflejo…
¿Qué tamaño tendrá mi locura? Precio seguro que no habrá.
Fui olvidando mis motivos, o se fueron, ya no recuerdo. Solo
llegue a la vieja conclusión de que un hombre solo no es nada, y se convirtió en
pesadilla.
Las pesadillas volvieron y ahora no tienen freno. Merezco
tenerlas, son de las pocas cosas que un hombre consigue aun recordar.
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