domingo, 8 de febrero de 2015

Imaginaciones rutinarias


Ya no pudimos mas. Lo que sentía un hombre con su vació.

Tuvimos que asfaltar nuestros caminos como los antiguos romanos, sobre duras piedras.

Soñamos a diario que golpeamos una pared con las manos desnudas una y otra vez.

Restos de la condensación, como en ese coche en aquel barco.

A base de escucharnos aprendimos el código Morse de la contracción de nuestro pecho, parecido a los médicos sin herramientas.

El coyote y el chacal.
El marinero y el motero.


 Cientos de argumentos posibles pero cada palabra en silencio.

Que mas da lo que vea el espejo, es solo una sombra, un reflejo…

¿Qué tamaño tendrá mi locura? Precio seguro que no habrá.


Fui olvidando mis motivos, o se fueron, ya no recuerdo. Solo llegue a la vieja conclusión de que un hombre solo no es nada, y se convirtió en pesadilla.



Las pesadillas volvieron y ahora no tienen freno. Merezco tenerlas, son de las pocas cosas que un hombre consigue aun recordar.


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